NFTs: volver al origen de lo digital como resistencia
📍 El estallido de los NFTs durante la pandemia: cuando el arte digital pidió dignidad
Hubo un momento, no tan lejano, en el que el mundo se detuvo y con él, todas las formas tradicionales de hacer arte. Mientras las salas cerraban y las calles enmudecían, las pantallas se encendían más que nunca. Fue entonces cuando algo cambió. En ese paisaje de incertidumbre, los NFTs irrumpieron como una forma inesperada de dignidad para quienes llevábamos años compartiendo obras en redes, sin contrato, sin precio, sin reconocimiento.
El confinamiento hizo que muchas artistas digitales encontraran en los NFTs una herramienta para algo que hasta entonces nos parecía imposible: vivir de lo que hacíamos. De pronto, aquello que creábamos para sobrevivir emocionalmente tenía un valor tangible, trazable, vendible. Y más importante aún: tenía autoría inquebrantable.
No se trataba solo de vender arte, sino de inscribirlo en un sistema nuevo. Uno donde la creación digital dejaba de ser efímera o mendicante, y se convertía en archivo, en legado, en autonomía. Fue una pequeña revolución silenciosa que muchas vivimos con asombro y esperanza.
🌀 El error Beeple: cuando lo digital se disfrazó de tradicional
Pero todo estallido lleva su sombra. Y en 2021, cuando Beeple vendió su obra por más de 69 millones de dólares en una subasta de Christie’s, algo se rompió. Lo que debía ser una celebración se convirtió en espectáculo. El NFT más caro de la historia terminó en manos de coleccionistas tradicionales, no como un acto de ruptura, sino como otro objeto fetiche del viejo mundo del arte.
En vez de consolidar el metaverso como espacio radical y autónomo, el gesto convirtió lo digital en trofeo de galería. El NFT perdió su cuerpo virtual para transformarse en cifra y mercancía. Se le arrancó el alma para hacerlo encajar en los sistemas que se suponía venía a cuestionar.
Aquel evento, aunque histórico, desvió la conversación. Ya no hablábamos de soberanía digital ni de nuevas economías creativas. Hablábamos de precios, de rankings, de inversión. De todo menos del arte.
🔥 La reacción del sistema: cuando el poder teme a lo que no controla
Y justo cuando parecía que todo podía cambiar, llegaron ellos. Los mismos de siempre. Los que controlan las divisas, las galerías, las licencias, los medios. Y claro, no les gustó lo que veían: una herramienta imposible de censurar, una economía sin bancos, una comunidad sin permisos.
Así que hicieron lo que mejor saben hacer: desprestigiar. Empezaron a llover artículos que hablaban de estafas, de consumo energético, de crímenes virtuales. No por amor al planeta, sino por miedo a perder el monopolio.
Y lo consiguieron. Muchas personas que apenas comenzaban a entender el ecosistema de los NFTs, se alejaron asustadas. La palabra “cripto” pasó de significar “libertad” a sonar a “burbuja”.
Pero quienes entendimos la potencia política de esta tecnología seguimos aquí. Porque sabemos que detrás del ruido sigue latiendo un sistema descentralizado, transparente y autónomo. Un sistema que, usado con ética, puede ser una herramienta de transformación real.
🧠 Cómo funciona realmente: blockchain, criptomonedas y contratos inteligentes
La magia no está en las imágenes JPG ni en las subastas millonarias. La verdadera revolución está en la cadena de bloques. La blockchain es un archivo inmutable donde cada transacción, cada autoría, cada derecho queda registrado sin posibilidad de alteración. Es la historia escrita con código.
Las criptomonedas, lejos de ser solo una forma de enriquecerse rápido, nacieron como respuesta a la opacidad bancaria, como posibilidad de intercambio entre iguales sin intermediarios. Y los contratos inteligentes permiten automatizar todo eso: pagar royalties a artistas, verificar la autenticidad de una pieza, crear comunidades que se sostienen con códigos en vez de con jerarquías.
Todo eso, si se usa con conciencia, es puro poder popular.
✊ El retorno: volver al espíritu que dio sentido a los NFTs
Ahora que el humo se ha disipado un poco, es momento de volver. No a repetir lo que se hizo, sino a recordar por qué lo hicimos.
Volver al NFT como archivo emocional. Como arte que no necesita cuerpo físico para ser valioso. Como declaración queer, punk, disidente. Como refugio para quienes no cabemos en los márgenes del arte oficial.
Yo vuelvo con esa intención. Ya lo hice con Kawave Collection, Kawave Doodles y Kawave Unicorns: obras digitales que mezclaban ternura glitch con rebeldía queer. Y vuelvo ahora con una colección que no especula, que no grita cifras, que no quiere entrar en museos: Queer People by Garbi KW.
🌈 Queer People by Garbi KW: blockchain como archivo de nuestras rarezas
Esta nueva colección es un homenaje a todes nosotres: cuerpos azules, pieles estampadas, miradas abiertas, deseos fuera de norma. Cada NFT es una criatura digital que grita “existimos” en una cadena que no olvida.
Es arte, sí. Pero también es archivo. También es memoria queer. También es resistencia. Porque si el mundo nos empuja a desaparecer, dejaremos constancia en cada bloque. Seremos bytes brillantes en un sistema que no puede borrarnos.
No lo hago para volver al mercado. Lo hago para volver al gesto. Al código. A la comunidad. A la belleza digital que no necesita permiso.
puedes visitarla en el siguiente enlace: https://marketplace.mintable.com/collections/queer-people-by-garbi-kw/view