ÍTACA: Un viaje de sueños y aventuras en Hospitalet por Garbi KW
Soy Garbi KW, muralista e ilustrador. Pinto mundos para quienes aún creen en ellos. Mi estilo mezcla la ternura del kawaii con símbolos de resistencia, creando espacios donde lo amable también puede ser revolucionario. Donde imaginar es una forma de existir.
Para el Centro Ítaca de Hospitalet, he creado un mural en dos actos: el vestíbulo y la escalera Ítaca, conectados por una narrativa que atraviesa océanos interiores y geografías del alma. Este mural no es solo pintura: es un viaje. Una odisea contada con colores, criaturas y corazones que laten fuerte.
I. El vestíbulo: la travesía empieza aquí
En esta primera escena, reinterpretamos el viaje de Ulises hacia Ítaca con una mirada contemporánea y tierna:
una niña poderosa, inspirada en el icónico cartel feminista We Can Do It, y un niño racializado que representa la diversidad del barrio. Juntos, encarnan el valor de quienes se atreven a soñar con otros mundos posibles.
Un hilo blanco recorre el muro lateral, guiando a lxs protagonistas por una ruta fantástica.
Aparece un cíclope de una sola ceja, homenaje a Simbad y la Princesa y a todas esas películas que abrieron portales a otras realidades.
Encima, la luna de Méliès nos recuerda que este lugar fue cine antes que centro cívico, y que la memoria también se pinta.
Durante su viaje, lxs niñxs se encuentran con una sirena mitad pájaro, mitad mujer —más cercana a la mitología original que al cuento de Disney—, y atraviesan una tormenta hasta alcanzar una isla donde se alza una casa inspirada en la fuente de la Plaça Espanya de Hospitalet.
La ciudad se cuela en el mural, como se cuela en nuestras vidas.
II. La escalera Ítaca: ascender es soñar
En lugar de pintar la tradicional “sala de pequeños”, decidí convertir la escalera Ítaca en una espiral de imaginación, donde cada peldaño invita a subir también por dentro.
Aquí, lxs niñxs se convierten en piratas, surcando los mares en dirección a la mítica Casa dels Cargols, justo al lado.
Un niño disfrazado de Godzilla irrumpe en la escena, como un rugido de fantasía que todo lo desordena y lo vuelve juego.
Hay baloncesto y estrellas. Hay galaxias de juguetes y astronautas que flotan sin gravedad, como flotan lxs sueños cuando nadie los sujeta.
En la cima, un taller de creación: un niño moldea barro y una niña lo pinta, recordándonos que la belleza también es colectiva.
Un tambor suena en la pared, y desde el cielo, un corazón con alas sonríe. Porque al final de todo, siempre nos sostiene el amor.
Conclusión: pintar es pertenecer
Este mural no solo transforma el espacio: lo habita.
Durante su creación, niñxs del centro participaron en la aplicación del color. Porque cuando tocas un mural, ya es tuyo.
Y porque el arte compartido enseña a cuidar lo que se construye en común.
Ítaca no es un destino, es una excusa para imaginar otros caminos.
Y este mural, una invitación a perderse para encontrarse.
Date:
mayo 27, 2025