Bienvenide al Happy Pride by Garbi KW

El mes del orgullo se ha convertido en un escaparate donde el verdadero significado se diluye entre promociones, colores y sonrisas forzadas. Nos venden la idea de celebrar el ser queer, pero sólo si encajamos en un molde perfectamente consumible. El Pride se ha transformado en un producto que se consume, un espectáculo de colores que distrae de las luchas reales, las que no se ven en las vitrinas ni en los anuncios.

La visibilidad está reservada para quienes encajan en el molde del “gay normativo”, el que no molesta, el que pasa desapercibido en las galerías comerciales y los desfiles patrocinados por marcas que nunca han estado del lado de quienes realmente luchan. La disidencia, la rebeldía, la realidad de ser queer fuera de los cánones, queda fuera de la ecuación. El verdadero orgullo no es un producto de temporada, no se vende en tiendas ni se reduce a una etiqueta. La lucha queer es incómoda, es conflictiva, y no se trata de encajar en lo que nos dicen que debe ser.

Nos dicen que celebremos, pero no nos hablan de la precariedad que vivimos, de las agresiones que sufrimos, de la discriminación que persiste. El orgullo real no cabe en una campaña publicitaria, no está en la normalización de lo queer como algo apto para todos los públicos. El orgullo debe ser subversivo, debe incomodar, debe recordarnos que la lucha sigue más allá del mes de junio.

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